Microrrelatos de Miguel Ángel Molina

Anatoly Timoshkin


HAMBRE


Después de muchas horas, con tocino y un chusco de pan, dos naranjas son su merienda-cena. Antonio cree que son mandarinas pero su madre asegura que son naranjas. La guerra continúa y con ella el racionamiento, la miseria y el hambre. Cuando está a punto de llorar, por el dolor que le corroe el estómago, oye unos pasos. Al volverse ve a Lucio, con el abdomen hinchado y los ojos como platos, recogiendo las cáscaras que casi sin pasar por sus manos devora con ansia. Entonces es cuando, tras mirar la naranja que aún le queda, rompe a llorar.


MUSAS FAMILIARES

Todas las mañanas sale a la calle buscando historias inspiradoras. Primero visita el bar de su amante y escucha las conversaciones de los otros clientes. Después sube al metro y observa el comportamiento del resto de viajeros. Para acabar se acerca a la oficina del Inem y escruta la desesperación de los que allí aguardan. Casi todos los días regresa hastiado, sin ideas aprovechables para sus microrrelatos. Mientras tanto su hija de quince años chatea con un cincuentón; su hijo esnifa unas rayas para salir de fiesta, y su mujer aliña la comida entre lingotazos de anís y antidepresivos.


EL MAESTRO

Tenía veinticinco años y en su pelo abundaban las canas provocadas por una mezcla de dolor, hambre y desesperación. Llevaba solo dos meses en la cárcel pero ya había comprendido que a pesar de lo que dijeran los noticieros, la guerra no había terminado. Nunca había disparado a nadie, ni había delatado a sus adversarios; su delito fue intentar enseñar algo más que rezos e himnos patrióticos. Dicen que una noche se lo llevaron y que nunca más se supo de él, pero es mentira. Aún hoy sus palabras y sus versos siguen retumbando por las callejuelas del pueblo.


SIN CONEXIÓN


Acabó de cenar, y nada más sentarse en el sofá comenzó todo. Primero falló la conexión a Internet y después la pantalla de su portátil se quedó negra. Quiso encender la televisión pero las pilas del mando habían dicho basta. Repasó los libros de su biblioteca y comprobó que ya los había leído todos. Se fue al dormitorio y buscó como un poseso la radio pero no apareció. Fue entonces cuando le entró el pánico. ¿Qué haría ahora? Entró aterrado al salón, se sentó y con una voz apenas audible dijo: ¿Qué tal te ha ido el día cariño?


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Miguel Ángel Molina


Nació en Madrid, aunque actualmente reside en Leganés. Se licenció en Química y se dedico a la enseñanza. Los números, las fórmulas y las reacciones químicas son las que le dan de comer, pero hace unos años descubrió su afición por la escritura y los microrrelatos, y desde entonces no ha parado. Además de su blog “En 99 palabras”, algunos de sus textos han aparecido publicados en revistas literarias, y otros en antologías colectivas, la última de ellas “De antología (la logia del microrrelato)” publicada por la editorial Talentura. En mayo de 2016 ha publicado con la editorial Baile del Sol, su primer libro, titulado: 99x99 (microrrelatos a medida)